En los próximos días los diarios, los
noticieros, los portales virtuales, las redes sociales, etc. estarán circulando
noticias de todo tipo y color sobre los Juegos Olímpicos de la Juventud. Un
acontecimiento deportivo sin precedentes por estos lares, ciertamente. Estamos
ante un suceso que invita a celebrar estas jornadas en las que participaran
cientxs de jóvenes atletas de todo el mundo. Quienes amamos el deporte así lo
viviremos. Pero…
Acá
vamos a hablar del Deporte, sí. Pero de lo que en estos días no se va ni leer,
ni tweetear, ni instagreamear, ni facebookear. De lo que no saldrá ni en los
medios masivos ni en las redes sociales porque es algo que se oculta no sólo en
este momento sino cada día hace unos cuantos años. Nos referimos al Deporte no
en su carácter excepcional y minoritario como lo son los JJOO: un
puñado de jóvenes atletas en una competencia que se organiza cada cuatro años.
Nos referimos al Deporte cotidiano y mayoritario. Y más puntualmente nos referimos
a la política pública deportiva de la Ciudad de Buenos Aires llevada adelante
por medio de la Subsecretaría de Deportes, circunstancialmente encabezada por
el ex tenista Luis Lobo, bajo la órbita inmediata del Vicejefe de Gobierno,
Diego Santilli. Y no dudamos ni un poquito en decir que la política deportiva de la Ciudad se sostiene con trabajo precario. Hace
muchos años ya. Demasiados. Lo afirmamos sin ambages porque conocemos la cosa
desde adentro. Porque somxs trabajadorxs de esta dependencia gubernamental.
Somos nosotrxs lxs que llevamos adelante la política pública deportiva de la
Ciudad junto con varixs miles de vecinxs. El mundo lo movemos lxs trabajadorxs.
La Subsecretaría de Deportes, también.
Corriendo
los reflectores de las jornadas extraordinarias que se vienen con los JJOO y
dirigiéndolos al ordinario día a día, nos topamos con miles de vecinxs en
cientos de actividades deportivas y recreativas. Estamos hablando de la
participación en propuestas gratuitas y públicas que están destinadas a todas
las edades: desde niñxs hasta adultxs mayores, pasando por adolescentes y
grupos de mujeres adultas. Estamos hablando de actividades en cientos de
lugares diferentes: las plazas, las villas, los polideportivos y los grandes
parques de la Ciudad. Estamos hablando de muchas actividades distintas:
escuelas deportivas, yoga, campamentos, baile, atletismo, newcon, lucha y un muy
larguísimo etcétera. Sin nuestro trabajo, ¿qué haría la Subsecretaría en su día
a día, en esa tarea fundamental ya no para una minoría sino para la mayoría de
lxs que vivimos en la Ciudad de Buenos Aires?
Pero
a pesar de lo vital que resulta nuestra tarea, nuestras condiciones de trabajo
son por demás precarias. Nada muy distinto a lo que pasa en el resto de las
áreas gubernamentales, es cierto. Pero contemos acá nuestra especificidad. Somos
alrededor de quinientos trabajadorxs que le ponemos el cuerpo a esta labor
diaria. Y la gran mayoría no somos reconocidos por la tarea docente que desarrollamos. Algunxs nos encontramos
categorizadxs como administrativxs, otrxs tenemos un contrato precario que se
renueva año a año con un salario que hoy día apenas roza los $100 por hora de
trabajo (o sea, apenas nos alcanza para comprar, como diría Brandoni, ¡tres empanadas! ¡qué miseria!). Esto nos obliga a sobrecargarnos de actividades o en muchos casos a
tener que dejar el trabajo que tanto nos gusta porque la situación se nos hace
insostenible. Como si las autoridades a cargo quisieran imponer la idea de que
nuestro trabajo para la Subsecretaría es apenas un complemento, obviando que
somos sostén de familia y que la tarea docente debe ser reconocida. ¿Cómo se
debería reconocer? Con horas cátedra según el Estatuto que rige, efectivamente,
en la misma Subsecretaría. Las pocas horas cátedra que hay son repartidas a dedo. Lejos de la
mínima transparencia que aseguraría un concurso para adjudicarlas, se reparten arbitrariamente
bajo criterios que, lejos de todo carácter público que le cabe a cualquier
acción de gobierno, se deciden entre cuatro paredes y a espaldas de lxs
trabajadorxs.
Como
dijimos esto no es nuevo. Lleva muchos años. Demasiados. Al menos eso le
podemos conceder a Luis Lobo y a Diego Santilli: nuestras problemáticas exceden
su gestión. Pero no pueden mirar para otro lado con la responsabilidad que les
cabe en estos años, en los cuales no han hecho nada por solucionarlas. ¿Dicen
que no hay plata para destinar al Deporte? El circo que rodeará los JJOO no
dejará lugar a dudas de que esa falta de presupuesto es una decisión política.
Una decisión que, vale la pena repetirlo, sostiene con trabajadorxs
precarizadxs las actividades deportivas y recreativas que día a día hacen la
mayoría de lxs vecinxs de la Ciudad.
Y afirmamos que
sí les cabe la responsabilidad por no haber hecho nada tanto porque trabajamos
diariamente en esta dependencia como porque, además, hace un tiempo que un
grupo creciente de trabajadorxs que hacemos estas tareas docentes nos venimos
organizando colectivamente en diferentes sindicatos (ATE, UTE, ADEF) para dejar
de naturalizar la situación en la que nos encontramos. Las autoridades, como en
el resto de las dependencias de gobierno, no sólo eluden constantemente
nuestras demandas sino que también amenazan con descuentos cuando participamos
activamente de los paros y movilizaciones. Ladran
Sancho.
De
todo esto no se habla ni se hablará en estos días festivos de JJOO. Se hará
silencio porque hace tiempo que se lo hace. Nosotrxs intentamos con estas
líneas expresar nuestra voz, quebrar ese mutismo que está lejos de la salud. Porque
no sólo la pelota está manchada. Lo
está toda la política pública deportiva de la Ciudad.
Colectivo
de trabajadorxs organizadxs
en
ATE, UTE y ADEF.